Lo hizo con un fin y proposito.

 Portada.

El volcán imponente, con su nube posando en lo alto de su cumbre, formando una corona que rodea la cabeza del gigante, parece que observa paciente con nosotros, humanos llenos de arrogancia, nada agradecidos  inconcientes, destruimos todo a nuestro paso que ni el majestuoso volcán se salva de nuestra mano avara y desoladora.

Un día quizás despierte de su descanso y como un elefante se sacude el polvo de su espalda, ara lo mismo con los habitantes invasores de sus colinas, erosionadas por la deforestación que provocamos.

Dios, nuestro gran creador, hizo todo perfecto y puso cada cosa en el lugar que corresponde con un fin y propósito, nada hizo al azar o por accidente, seres vivos y también inertes fueron creados con identificación propia para cada uno en lo particular.

Nuestra naturaleza, la roca y el volcán existirán asta el fin del mundo, agradecidos, con su forma e identidad y misión que se les dio en su nacimiento.

¿Y los humanos? Esa creación perfecta, dotada de conocimiento propio para decidir sus acciones.

Dijo el Creador, 

hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, dotándolo de atributos o facultades propias de nuestro hacedor.

Los seres humanos no contentos con el gran regalo y privilegio otorgado, un lugar privilegiado jamás dado a ningún ser creado en toda la fas de la tierra.

Mal agradecidos, con nada satisfechos, contaminamos todo a nuestro paso con desobediencia a lo establecido por el Dios poderoso.

Vamos tan lejos en nuestras acciones que ni a nosotros mismos nos respetamos porque renunciando a nuestra forma creada de existencia, envidiamos a nuestro género opuesto.

La inteligencia, un poder propio del altísimo, él quiso darnos tal atributo para existir en semejanza con nosotros. 

Pero el hombre, en su afán por cambiar aquello perfecto que no debe ser alterado, abusa del intelecto con el fin de dar lugar a deseos desviados de seres humanos que no se contentan con sus cuerpos.

Tanto científicos como gobernantes cobardes que sabiendo lo correcto dejan la ley de Dios para complacer a los que exigen se les complazca en el pecado de su corazón entenebrecido.

Padres de familia que se jactan en su tolerancia con sus hijos apoyan tales prácticas y buscando legitimar semejantes acciones, ahora hasta se dice mi hija es un elle, con un significado malévolo agregan palabras al diccionario.

Pero la misma naturaleza reclama el derecho que le fue dado, contradiciendo lo perverso, muestra el legítimo sentido de su existencia. Jamás el hombre podrá tener vientre para dar lugar al comienzo de la vida, y la mujer jamás podrá  generar y transmitir la semilla de vida que germina el óvulo y da paso al milagro de la existencia que se aloja y crece en su ser.

El que en su osadía quiera cambiar el orden de las cosas, deberá dejar de creer en el único sabio y verdadero Dios.

Pablo dijo a los corintios.

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los afeminados, ni los que se echan con varones, heredarán el reino de Dios.

1 Corintios 6:9-10

Escrito por Rc.

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