Pureza.


 La inocencia con la que venimos al mundo desaparece a medida avanzamos en los años, nuestro entorno se roba esa virtud de pureza heredada.

¿Será posible recuperarla?

Dijo Nicodemo,

¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?

¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?.

Escandalizado, estaba de oír al Señor Jesús,

¡se puede nacer de nuevo!

Estamos tan comprometidos con los negocios mundanos que vemos imposible dejar tales comportamientos que adoptamos en nuestro diario vivir.

Recuerdo en mis andanzas cruzando fronteras, encontré individuos con modales y maneras de hablar, que me parecían extrañas y vulgares, pero a medida socializaba y compartía el tiempo, dejé de notar la diferencia y hasta de manera inconsciente me iba adaptando y asimilando aquella forma de hablar y de actuar.

Pero en mi interior la voz de mi conciencia me avisaba que no era correcto adquirir tal comportamiento,

Luego me di cuenta que oírme y cuestionarme a mi mismo era de gran ayuda en mi vida personal.

El mundo y sus diversas formas de vivir se vuelven un atractivo contagioso, que se convierte en conflicto para el ser humano que batalla en su interno corazón, porque hay prácticas tan arraigadas, he imposibles de cambiar.

El Señor Jesucristo nos dijo, que sí, podemos dejar las viejas costumbres, y eso es nacer de nuevo, dejar la vieja manera de vivir asiendo cambios radicales en nosotros, porque si algo está dañando tu vida, es tu elección atacar las causas para poder corregir el mal, y eso se vuelve un desafío, dejar un vicio ya sea el alcohol o el tabaco es algo que a muchos individuos se les hace un proceso largo y doloroso, males que involucran acción, porque se trabaja y hasta se mendiga para conseguir los insumos para satisfacer el deseo insidioso que gobierna la mente.

Y que hay con los males internos, espirituales, la mentira, el enojo, soberbia, hipocresía, egoísmo, arrogancia, lujuria, intolerante, y sin misericordia, males que corroen el alma y espíritu, razón tenía Jesucristo cuando dijo.,

limpia primero lo de adentro del vaso, toda práctica buena o malvada comienza en lo interno de la mente ahí se maquina lo bueno o malo que desencadena un desenlace ya sea de bondad o crueldad.

Somos alfareros de nuestras vidas, nos gobierna nuestra inteligencia, no podemos echarle la culpa a nadie más que a nosotros mismos del resultado de nuestras acciones.

Soy yo quien decido, quien quiero ser y como existir.

Vivir escribiendo la historia de un malvado o el ejemplo de un buen ser humano que existe, dejando huellas dignas, de imitar y contar.

Escrito. Por Rc.

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